jueves, 25 de septiembre de 2008

Historia incompleta #29 "Déjame pasar"

A partir de aquel instante comencé a pensar de que no había solución alguna, para salir de aquella situación...

-Si tienes alguna duda más, ya tendrás tiempo de comentármela... me pasaré muy a menudo... así que si quieres recuperar el tiempo perdido...

-¡Mamón!

Ja, ja!

Aaaaaaaah! -intenté moverme pero era incapaz.

-Bueno, hermanito..., me voy, os dejo "solos" para que os vayáis conociendo... ¡JA, JA, JA!

Se volvió a colocar el casco, mientras yo le maldecía, y abandonó la habitación de un portazo. Después un silencio desalentador, me invadió. Seguía sin poder moverme y la postura que había tomado, era bastante incómoda. Entonces sentí que mi vientre se movía. Aquella cosa estaba bastante viva. No sentí dolor, pero si engorro. Era algo inexplicable y muy traumático... Poco a poco fui recostándome en la cama...

Pasaron los días. Días largos, eternos... Ni siquiera me habían atado, me sentía inepto, ya que parecía que estaba allí por voluntad propia. Delante de mí estaba la puerta, la salida, y yo era incapaz de menear un dedo...

...Aquellas cuatro paredes de la habitación, parecían que se estrechaban cada día más, estando más cerca, ahogando el aire, comprimiendo el oxigeno.

Sudaba, comparado conmigo, un aspersor no despedía agua. No podía estarme quieto, no encontraba una posición adecuada, en aquella cama. A veces, no sentía los pies, la sensación era incómoda y comparable a cuando se te quedan dormidos. Mis músculos tenían espasmos, se movían involuntariamente, como parpadeando. Mis ojos, al mantenerlos abiertos un rato, se irritaban, me pedían que fueran cerrados.

Sentía como algo dentro de mí, se retorcía y movía, agarrándose a lo que podía, provocándome nausea. La incisión que me habían hecho, aun estaba parcialmente cicatrizada, y los puntos me causaban pequeños picores...

Seguía desnudo, acariciado por aquella fina manta blanca. Con pesadillas inauditas, próximas a la locura. No me dejaban dormir, no me dejaban pensar. Sentía como si otro individuo se apoderara de mí, de mi persona. Otro sujeto metiéndose en mi cuerpo y expulsándome de él a la fuerza.

Tuve ganas de abrirme la barriga cosida, meter mis manos y sacar a aquel bicho... pero ya no dominaba mis pensamientos...

...Mi cuerpo desnudo, caía al vacío de la nada, sentía un frescor y un alivio repentino, que me hizo gesticular una sonrisa. Con los ojos cerrados, experimenté una sensación de libertad extraordinaria, rozando casi lo orgásmico, el éxtasis que encontré fue muy placentero. Nunca me había sentido tan feliz y relajado. Mi mente estaba pausada, sin que ninguna interrupción rompiera aquel momento, inconsciente. Caía en un abismo interminable, volando incontroladamente sin rumbo, hacia abajo...

...Un color escarlata oscuro, lo embargaba todo, sin embargo, unas bolas de humo comenzaron a romper esa rutina...

"No estas muerto..., aun" "No tardarás en cruzar la linea, es solo cuestión de tiempo" "Déjame pasar" "Haz que todo sea más fácil, más rápido..."

Sentí una fuerte punzada...

"No te resistas... no aguantarás" "No te reprimas más" "Déjame pasar..."

Volví a sentir un intenso dolor en la barriga...

"No te servirá de nada, sabes que ya eres mío" "Déjate dominar, déjate vencer" "Ahora somos dos, muy pronto solo uno..."

Varios pinchazos volvieron a estar presentes...

"Déjame pasar" "No eres nada" "Ya... estas muerto"

Con el nuevo pinchazo, desperté de la pesadilla, abrí los ojos y grité: ¡Noooooo!

Mi mirada se dio de bruces, con unos preciosos ojos de mujer, que comenzaron a lagrimear. Los reconocí al instante... Miré hacia abajo y vi como las mantas blancas se teñían de sangre, poco a poco... Mi expresión fue de sorpresa, al ver que mi propio brazo atravesaba un cuerpo humano... Mi expresión fue desconcertante, al ver que aquel cuerpo atravesado, era de Alicia...

Continuará...

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