martes, 16 de septiembre de 2008

Historia incompleta #24 "Acusación"

-¡Rápido cogedlos! -oí.

Abrí los ojos y noté un fuerte entumecimiento en las piernas. Dolores y escozores por las demás zonas del cuerpo, comenzaron ha hacerse notar. Tenía atadas con una cuerda las piernas y los brazos, seguía descalzo, con unos pantalones ajados, y el torso desnudo y sucio.

Me encontraba metido en una jaula improvisada con palos, encima de un carromato de dos ruedas, empujado por dos tipos, desde la parte delantera. Íbamos detrás de varios tipos, con ropas estropeadas y remendadas. Caminábamos sin pausa, por un oscuro túnel, cavado bajo tierra, iluminado cada cierta distancia por bombillas de pocos vatios.

"Alicia" pensé. No logré verla por ningún lado.

-¡Eh, oigan! ¿Dónde esta la chica que estaba inconsciente?

-Al fin despertamos... -dijo uno de los dos tipos que empujaba el carro-. ¿Las chicas? Van delante, están bien, no te preocupes don Juan...

-¿Quienes sois? Por lo que veo no cumplís ordenes de "los poderosos", yo tampoco lo hago, ¿por qué me habéis atado?

-Amigo, será mejor que te eches otra siesta, será la última, yo que tú la aprovecharía... -comentó el otro tipo que empujaba el carro.

-A dormir... -oí.

Sentí un fuerte golpe en la cabeza que me dejó inconsciente, nuevamente.

Desperté desorientado y sediento. Volvía a tener hambre y mi boca se había vuelto a secar. Me encontraba en un calabozo -ésta vez las rejas eran de hierro-, tirado en un suelo hormigonado. Las cuerdas que me ataban, desaparecieron, pero el dolor de pies, y en general, de todo el cuerpo continuaron.

-¡Eh, amigote! Tienes visita... -dijo un tipo corpulento y fornido.

-¡Alicia!

-¡Kevin! Al fin los convencí para que me dejaran verte...

-¡Estas mejor, amor! -Alicia se paró a pensar, pero al final asintió, tímidamente, con la cabeza- ¿Quienes son ésta gente? ¿Por qué me tienen solo a mí encerrado?

-No lo sé, Kevin. Tienen toda la pinta de ser renegados.

-¡Pero no lo entiendo! Yo también soy uno de ellos...

Entonces entró un tipo con cara de juez, en la habitación. Vestía harapos, como todo el mundo allí. Sin embargo, portaba en su cuello un collar de plata, con un emblema que desconocía. Su cara era pequeña, con expresión dura, ojos oscuros e inyectados en sangre, nariz picuda y regordeta, y un pequeño hoyo marcaba su barbilla.

-¡Por qué le tenéis encerrado! -replicó Alicia al tío que acababa de entrar.

-¡Aparta mujer! Este tipo será ejecutado al anochecer...

-¿Qué? No se supone que hay que hacer un juicio... -ironicé.

-¡No hay juicio que valga! Tú mismo te as condenado con tus actos. ¡Eres una de sus sucias ratas!

-¡Soltadle! No ha echo nada malo... -gritó Alicia de nuevo.

-¿A no? ¡Matar a 50 personas, a sangre fría, quemándolas vivas incluso, eso no es hacer nada!

-¿De qué estas hablando? -dijo de nuevo Alicia, esta vez sorprendida.

-14 de marzo del año 2037, hace dos años, a las dos de la madrugada, éste cabrón y los de su calaña, iniciaron una masacre en el pueblo Santosville, a varios kilómetros de aquí. ¡Mataron a casi todo el mundo, incluido niños! Y no solo eso, estoy seguro que también participó en varios sucesos posteriores.

-¡Yo soy una sobreviviente de aquella masacre! -dijo Alicia, delante del ahora atónito rostro, de aquel tipo-. ¡Puedo afirmar, que éste hombre se jugó su vida, para salvarme de las llamas, a mí y a 10 personas más! Luego veló por nosotros y nos protegió.

-¡Mientes! Solo sobrevivió una persona en aquella carnicería -dirigió su mirada a la puerta por la que había entrado-. Entra Eve...

Entonces volví a ver a aquella muchacha, de ojos claros, y con tremendas cicatrices en su rostro, que con paso decidido, entró en la habitación.

-¡Eve! ¿Es éste el hombre que viste en el sótano y que mató a tus padres?

-¡Sí! -contestó sin pensarlo.

-¿Kevin? -Alicia me miró tratando de encontrar apoyo en mis ojos.

-¡Alicia! -miré al suelo-, Creo que lo hice...

-¿Pero? -dijo estupefacta-... nos salvaste...

-No sé, cómo..., pero fui yo...

-¡Estupendo! El acusado está conforme... Nada más que hablar -concluyó el tipo del collar.

Alicia, inmóvil, no volvió a mirarme. Salió la primera de la habitación, seguida de Eve y el tipo del collar con el emblema extraño.

Ahora comenzaba una dura espera hacia mi ejecución.

Continuará...

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