sábado, 6 de septiembre de 2008

Historia incompleta #15 Rescate (segunda parte)

Ey, Kevin! ¿La quieres? ¡Ven a buscarla!

Se trataba de la voz de Mark, que desapareció tras una esquina. Mi furia interior, creció considerablemente. Comencé a correr en la dirección en la que había desaparecido. Aquel cabrón me estaba empezando a tocar los huevos.

Observé en el arenoso suelo, manchas de sangre, sin duda eran de la herida de bala que John le hizo a Mark, antes de rescatarnos. Eran muy pequeñas y a la mitad del pasillo, se perdieron de vista.

Ja, ja! ¿Estas perdido? ¿Dónde esta tu sentido de la orientación ahora? -oí en la oscuridad, en el tono de voz de Mark.

El hijo de puta, disfrutaba cabreándome. Corrí hacia delante en un cruce, guiándome por el sonido que había dejado la voz. Entonces oí un grito.

-¡¡Alicia!! -dije en voz alta.

Aceleré el paso aun más. Al final el pasillo tiraba hacia la derecha en ángulo recto. Comencé, entonces, a vislumbrar un foco de luz que me cegaba, al final del pasillo, pero no paré. Intenté esquivar la luz, situando mi mano izquierda sobre mis cejas. Pero al llegar a la situación del foco y pasarlo, mi vista se nubló y no lograba ver nada; mis pies seguían moviéndose pero sentí de repente como si la sangre me subiera toda a la cabeza. Para cuando me percaté de que estaba cayendo por un agujero, de cabeza, mi cuerpo se estampó en el suelo, en un tremendo golpe. Me levanté, desorientado y dolorido, sin arma, y con una brecha en la frente. La sangre comenzó a resbalar por mi rostro, goteando a partir de la barbilla.

Entonces sentí un fuerte golpe en las costillas, cayendo de nuevo al suelo.

-¡Creías que ibas a escapar tan fácilmente, y con tu putita!

Cabronazo, como le hagas alg...! -nuevamente sentí otro fuerte golpe en las costillas, por la parte de la espalda-. ¡AAAH!

Ja, ja! Kevin, podías haber evitado todo ésto uniéndote a nosotros...

-¡Ya sabes lo que opino de "vosotros"! -esta vez el golpe, con lo que parecía un palo, fue en la cabeza, dejándome inconsciente al instante.

Mi mente nuevamente recordó hechos pasados. Vi mi silueta, escondiendo el cuerpo dormido de Alicia en unas ruinas. Luego me vi marchándome del lugar...

Desperté en una cama para variar. Por un momento pensé que todo había sido un sueño y que me encontraba plácidamente dormido. Pero pronto me percaté de que estaba atado a la cama, con varias sogas. Me encontraba en una habitación, más cuidada con luces y bastante pequeña. Frente a mi cama había una puerta cerrada. Luego pude comprobar, mirando hacia todas direcciones, que la habitación estaba completamente vacía, ni personas, ni mobiliario.

Sonó un ruido, tras la puerta y agucé el oído. Oí un diálogo.

-Está ahí dentro inconsciente..., deberíamos esperar a que despertara para...

-Ya sabes las ordenes, ya lo ha retrasado demasiado con sus intentos de huida.

-Pero uno de los representantes oficiales, quiere hablar con él.

-No tenía esa información.

-Por lo visto quiere decirle algo, frases directas de "los poderosos"

-Mmm, ésta bien, llévalo. Yo mientras iré preparando las cosas para la operación.

Luego oí como el picaporte de la puerta rechinaba al girar. Cerré los ojos rápidamente, pero no del todo. Observando más allá de los pelos desenfocados de mis pestañas, pude comprobar como un tipo, con bata blanca, entraba en la habitación. Cerró la puerta cuando se hallaba dentro de la habitación y luego se acercó a la cama. Me estuvo observando, así que cerré los ojos del todo. Sentí como se acercó aun más a mí y ponía sus manos sobre mi frente. Noté el despegar de un esparadrapo, en mi frente. Por lo visto estaba echándole un vistazo a mi herida, que había sido tratada y saneada. Luego volví a sentir, como lo pegaba. Al parecer aun les servía para algo, y trataban de que "su mercancía" no estuviera dañada.

Comenzó a empujar la cama -primero había abierto la puerta de la habitación de nuevo-, y a sacarla de la pequeña habitación. Salimos a un pasillo muy amplio, muy iluminado y bastante cuidado. El suelo era de mármol negro, las paredes blancas contenían columnas adosadas, de orden corintio, que se encargaban de soportar un alto techo de madera tallada con unos hermosos motivos vegetales. Pude observar también, maceteros con plantas de plástico, que decoraban los huecos vacíos entre columnas. Recorrimos el largo y amplio pasillo, varios minutos. Como de costumbre, el pasillo estaba totalmente vacío y en silencio; un silencio solo roto por los pasos de aquel tío y el sonido típico de las ruedas de la cama, al girar.

-¡¿Eh, estas despierto?! -mi curiosidad me delató y el tipo se dio cuenta de que movía los ojos.

-¡Sí, estoy despierto! ¡Desátame, por favor!

-¡Oh, sí ahora mismo! ...Y luego te doy las llaves de la salida...

-¡Te ayudaré a salir!

-Que sí, que sí...

-¿Qué coño obtienes a cambio de ayudar a ésta gente?

-Que mi cabeza siga pegada a mi cuello -zanjó.

Aquel tipo no era corruptible, así pues que desistí en mi intento de ponerlo de mi parte. Decepcionado, me resigné en la cama, y esperé llegar a nuestro destino.

Cruzamos una puerta doble, que se abrió al empujarla con la cama, y entramos en una habitación parecida a un despacho de cualquier funcionario de antaño. Sin embargo, no había ni ordenadores ni material de oficina. Solo una mesa y un tipo sentado en un sillón, absorto leyendo unos papeles.

-¡Bienvenido Kevin! -dijo con una sonrisa siniestra.

Continuará...

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